martes, 7 de septiembre de 2010

ALASKA, ESPÍRITU SALVAJE (II). Parque Nacional de Denali

El parque nacional de Denali es, casi con toda probabilidad, el espacio protegido más famoso de Alaska. En sus 24.584 Km2 de extensión podemos fotografiar los preciosos paisajes de la taiga, de la tundra y el de las montañas de la cordillera de Alaska, entre las que destaca el Mte. Mckinley que con sus 6.193 mts. de altitud hacen de ella la montaña más elevada de todo norteamérica.


Denali significa en lengua atabasca "El más Grande", que era como llamaban los indios al hoy llamado Mte. Mckinley.

Nada más llegar al parque la emoción de estar en uno de los espacios protegidos más importantes del planeta te embarga.
En el parque podemos diferenciar claramente dos ecosistemas: LA TAIGA y la TUNDRA, donde habitan 14 especies de peces, 169 de aves, 39 de mamíferos, tan solo 1 de anfíbio y ningún reptil, lo que nos indica de la dureza de las condiciones de vida en este parque. En cuanto a la flora, en el parque se encuentran 8 especies de árboles y unas 600 de musgos, líquenes y otras plantas adaptadas a la dureza de la Taiga.


Pasada la entrada del parque en el paisaje dominan las piceas y los abedules. Estamos en la taiga o bosque boreal. Según tomamos altitud observamos como el paisaje comienza a cambiar, pasando de un denso bosque a un espacio abierto y claro con manchas de árboles; estamos atravesando un espacio de transición entre la taiga y la tundra. Es en estos lugares de transición entre ecosistemas donde mayor facilidad para observar fauna ya que en estos lugares, llamados ecotonos, encontramos fauna característica de ambos ecosistemas. El paisaje de la tundra está dominiado  por un tipo de vegetación adaptada a condiciones climáticas extremas por lo que es tierra del musgo, el liquen, el abedul enano, los arándanos y los prados en los que pastan los caribús. Con los prismáticos y buscando con atención en las montañas es muy probable observar algún rebaño de carneros de Dall. En verano su avistamiento no resulta difícil ya que su color blanco destaca sobre los tonos verdosos y rojizos del paisaje. La pista por la que transitamos se hace más empinada y el color del paisaje se hace mucho más llamativo. Hemos llegado al Polychrome Pass. Aquí merece la pena una parada para disfrutar de la panorámica y con suerte descubrir alguno de los osos pardos que se mueven con rapidez a la vez que devoran los árandanos. Los avistamientos de osos que normalmente suelen ser de osas con dos oseznos. Seguro que te sorprenderás del rápido paso que llevan mientras arrancan los arándanos. Les quedan pocos meses para alcanzar el óptimo nivel de reservas de grasas que les permita tener un buen descanso invernal. Alce, oso, carnero de Dall, caribú y el lobo son los 5 grandes de Denali. Los 4 primeros son fácilmente observables, mientras que el lobo es bastante más difícil al disgregarse los grupos, por lo que los avistamientos más frecuentes suelen ser de un sólo individuo. 
Otra de las actividades que nos harán disfrutar del parque es sobrevolar la cordillera de Alaska en helicóptero. Desde el aire sobrevolaremos áreas que ni a pie ni en vehículo podemos alcanzar, disfrutando de las vistas que nos ofrece una parte de de los 4.180 Km2 de extensión que ocupan los glaciares en Denali. Poco se puede decir de la sensación que uno tiene al aterrizar en uno de los glaciares y poder pasear durante unos minutos en un lugar tan especial como es la lengua de un glaciar. Como tampoco hay palabras para describir la emoción que uno siente al cernirse en el helicóptero durante unos segundos frente al Mte. Mckinley.

Otra de las actividades en el parque es el senderismo. Dependiendo de la condición física con la que cuente cada uno se pueden realizar caminatas por senderos perfectamente trazados e indicados que comienzan desde el centro de recepción de visitantes. También, para los más preparados y con mayor experiencia, se puede optar por adentrarse en la tundra siguiendo caminos que presentan mayor dificultad para seguir y para lo que se requiere una buena condición física.


Denali nos ofrece una gran variedad de actividades que satisfacen a todo tipo de viajero. Ahora bien, es importante recordar que el clima en Denali es muy cambiante y podemos pasar de un día caluroso y soleado al frío y lluvia del día siguiente. Por esta razón, y por la variedad de actividades que podemos realizar, es muy recomendable pasar más de 2 noches en este parque.











miércoles, 1 de septiembre de 2010

ALASKA, ESPÍRITU SALVAJE (I)

Me gusta el nombre de Alaska. Suena bien, suena interesante. Suena a "tierra grande" que es como llamaban los aleutianos al actual estado norteamericano de Alaska, en lengua aleutiana "alyeska".

Alaska es ese último rincón del planeta donde uno pasa rápidamente de encontrarse echando un vistazo a las tiendas de los centros comerciales a estar en plena naturaleza cara a cara con la fauna salvaje. Y es que Alaska es la última frontera entre la civilización y la vida salvaje. Explorar Alaska es recorrer los paisajes de la taiga y de la tundra, sobrevolar las impresionantes montañas de la cordillera de Alaska, navegar en las aguas del mar de Bering en búsqueda de focas, de  ballenas jorobadas y de orcas;  detenernos en los pueblos es regresar a la época de los buscadores de oro y de los exploradores que se adentraron en la tundra en una feroz lucha contra las condiciones climáticas. Alaska es, además de todo esto, un regalo para todo aquel con espíritu aventurero, apasionado por la naturaleza y de la historia. Un lugar mágico y especial que no puede ser obviado por un viajero.

Moverse en Alaska no es difícil, pero sí duro para el bolsillo. Podemos movernos en tren, en autobús, en avión, en barco, en avioneta, pero ninguno de ellos es barato así que una parte importante del presupuesto cuenta que deberás destinarlo al transporte. Tampoco los alojamientos son económicos ya que las duras condiciones climáticas reduce el periodo turístico a un par de meses al año y mantener en buen estado los alojamientos es caro. Comer tampoco es barato, en especial en las zonas más remotas donde las provisiones tienen que llegar en avionetas o hidroaviones. A pesar de esto, el viaje merece el esfuerzo económico que vamos a tener que realizar si queremos disfrutar de Alaska y  conocer con detalle los lugares más singulares. Es preferible pasar 15 días dedicando tiempo a cada lugar, que 25 recorriendo el estado sin tiempo para disfrutar de los maravillosos espacios naturales que nos ofrece "tierra grande".

Para viajar a Alaska recomiendo 3 fechas. La primera sería en el mes de marzo, cuando la nieve domina en el paisaje y cuando se celebra la carrera de trineo de perros más dura del planeta: La Iditarod.

La segunda fecha sería en Junio con el propósito de explorar el Refugio de Vida Salvaje del Ártico para vivir en primera persona el efecto del sol de medianoche, aunque el objetivo principal será el buscar una de las mayores migraciones de animales del planeta: la de los caribús.

El tercer momento ideal para el viaje a Alaska sería entre los meses de Julio a Septiembre. Durante estas fechas los salmones remontan los ríos para llegar al lugar de su nacimiento. Esta migración de peces nos dará la oportunidad de avistar a grupos de osos grizzlies pescando en las cataratas y rápidos de los ríos.

Sin duda un destino fascinante que merece ser recorrido en diferentes períodos del año para obtener las mejores imágenes de un lugar en el que nos impregnaremos de su ESPÍRITU SALVAJE.